Del latín pinnula (plumita).
También es válida la forma abéñola.
Aunque en desuso, es la denominación que le damos al pelo del borde de los párpados (lo que vienen a ser las pestañas).
Por extensión, denominamos así también a los cosméticos que las embellecen. Así que a partir de ahora, dejemos de ponernos rímel en las pestañas, que es un palabro muy feo, y pongámonos abéñula. ¡Mucho más bonito!¡Dónde va a parar!
Por cierto, que para tener una abéñulas preciosas no hay como la infusión de hojas de nogal y clara de huevo. De nada.