Del griego kryptos (oculto) y gamos (casamiento).
Contrariamente a lo que dicta la lógica, no se usa este término para designar a los individuos que están casados con un vampiro, si no a aquellas plantas que no tienen flores y en consecuencia tampoco fruto ni semilla (básicamente algas, helechos y hongos que se reproducen por esporas).
El origen de la palabra viene porque lo que tienen oculto son los órganos sexuales.