Del latín ferax, feracis.
Seguro que al leer esta palabra han pensado en algún fiero animal. Pues no van por ahí las cosas. O sí. Sigan leyendo.
Aplicamos este término a las tierras que son ubérrimas. Ya saben, ese terreno fértil, pingüe y productivo que bien puede valer como dote para casarse con una buena moza. Así es como se agenció el Facundo a la Roberta, ahí, en Ogíjares. Después tuvo catorce vástagos. Facundo «el fecundo» le llamaban.
Las lobas también pueden llegar a tener hasta catorce cachorros en una sola camada.
Por tanto, dejen de temer tanto al «lobo feroz» y apiádense más de la «loba feraz». Y de la Roberta, claro.