Desde crío siempre me ha sobrecogido el retrato de «El caballero de la mano en el pecho» del insigne pintor Doménikos Theotokópoulos.
Siempre me llamó mucho la atención la cosa esa fruncida que lleva en el cuello y que, a juzgar por otros cuadros de la época, lo petó en las pasarelas de los Austrias.
Pues bien, la cosa esa es un cuello de encaje y se llama gorguera, gola o golilla. Aunque lo que luce nuestro protagonista, por ser él varón; recibe el nombre de lechuguilla, gorguera de menor tamaño, al no ser necesario disimular las turgencias que en las féminas el corpiño provoca.