Estimados/as académicos/as de la RAE:
Soy un gran amante de los potorros y me enorgullezco de contar con muchos en mi haber. Mi tiempo libre lo dedico a buscar potorros para aumentar mi colección y no se crean; me da igual el color, el tamaño e incluso si ya han sido usados anteriormente, pues tal es mi afición.
He de reconocer que, en ocasiones, esto me ha acarreado algún problema. En especial en los bares. En cuanto me tomo el segundo tequilazo me quedo embobado mirando todos los potorros; cosa que hace que algunas personas se sientan incómodas, sobre todo cuando me acerco a observarlos mejor.
Incluso mi mujer empieza a estar un poco harta de mi obsesión, y eso que ella suele conseguirme algún potorro nuevo cuando es mi cumpleaños.
Y es por todos los motivos argüidos, que me siento autorizado a hacerles la siguiente petición:
Señores/as de la RAE, sigan manteniendo en su diccionario como única definición de potorro a los saleros y no incluyan esa cosa tan fea que la gente dice por ahí.
Atentamente suyo: Un humilde servidor.
P.S.: Tienen Uds. mucho potorro.