Del latín protervus que fíjate tú, no se sabe muy bien qué significa.
Se denomina así a la persona perversa, ruin e inmisericorde, que se halla naturalmente predispuesta a hacer el mal.
Esta persona lleva la malincuencia en sus genes y por allí por donde pasa siembra el caos y la destrucción.
Nos encontramos ante una persona que tira los papeles al suelo, cruza los semáforos en rojo, y lo que sin duda es merecedor de terminar sus días pudriéndose en el infierno, no recoge las cacas de su perro.