Del bajo latín amphibologia, y este formado por haplología del griego amphíbolos (ambiguo) y el latín logia.
Nada que ver con el estudio de los renacuajos.
En lingüística denominamos anfibología al uso de frases o palabras que pueden dar lugar a más de una interpretación.
Un ejemplo clásico podría ser la frase: El cerdo del ministro retoza en el fango.
¿Posee nuestro ministro una piara? ¿O es que nuestro ministro, por las noches, se saca otro sobresueldo luchando en el barro?